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domingo, 6 de agosto de 2017

LOGICA POLITICA, PROCESOS POLITICOS, POLITICA DE ABAJO ARRIBA, EMPODERAR










La administración pública tiene su lógica y sus reglas, fundamentadas en el derecho administrativo. Y aunque no siempre se cumplan sus reglas, contiene reglas para reclamar su cumplimiento o reparar su incumplimiento. Esta lógica es una lógica jerárquica que favorece la prevalencia de las decisiones generales y de los órganos mayores, sobre las decisiones particulares y de los órganos menores.

Cuando esta lógica se aplica a las decisiones políticas, estas tienden a ser autoritarias y de arriba abajo. Cuando, pues, una ley o un plan se genera y aprueba, a partir de propuestas elaboradas en un nivel general –ministerio, consejería - , puede haber alcaldes que consideren que su municipio no encaja bien en los supuestos generales aprobados y que los intereses propios del mismo han sido ninguneados. Cuando se da esta situación, se entiende que el alcalde/secretario general no pueda empoderar a sus militantes ni a sus votantes que podrían tener mucho y sensato que decir sobre el tema, tanto más si se quiere entrenarles como un eslabón de una política de abajo arriba. Lo cierto, es que nuestro sector público, funciona con una lógica de suborodinación burocrática y de arriba abajo, heredada del régimen anterior. Claro que un alcalde puede lograr, fruto de su acción, que las peculiaridades de su municipio no salgan perjudicadas por la normativa general; pero esto ya pasaba antes.

La aplicación exclusiva o predominante de la lógica administrativa en las cuestiones políticas está acarreando serios errores en las decisiones que tienen que ver con ellas. Es frecuente, que no se obtenga lo que se pretendía con las decisiones, o que la acción que se ha pretendido llevar adelante cuente con la indiferencia o desaprobación de suficiente número de ciudadanos como para contribuir más a la disminución y hasta pérdida de su mayoría, que a lo contrario.

Los gobiernos están acostumbrados a decidir y actuar como si no existieran incertidumbres y/o conflictos o a zanjarlos unilateralmente o a esperar resolverlos con criterios técnicos.
Y sin embargo, en la política es normal que se presenten situaciones problemáticas cuando se pretende establecer objetivos políticos, teniendo en cuenta las posiciones de grupos con intereses distintos, cuando la evaluación de los servicios que se prestan muestra problemas no resueltos a pesar de los pretendido o cuando tienen lugar protestas más o menos públicas de los ciudadanos. En otras ocasiones, son la consecuencia de que el gobierno se sienta obligado a incluir en su agenda política, cuestiones poco delimitados que contienen un grado mayor o menor de incertidumbres/conflictos acerca de la naturaleza de los problemas a resolver, las metas a establecer y los medios técnicos y organizativos para resolver los problemas. El sentimiento de obligación puede venir motivado por promesas incorporadas al programa electoral, propuestas sobre estados futuros de la ciudad definidos con poca precisión en foros y seminarios ciudadanos, apreciación de amenazas/oportunidades en la elaboración de un plan estratégico, intentos de evitar pérdidas electorales en un segmento de voto móvil.

Las incertidumbres y los conflictos pueden encontrarse, pues, tanto en las metas a alcanzar como en los medios técnicos y organizativos para alcanzarlos. Pueden referirse a cuestiones operativas (“¿Se alcanzará esta meta con este medio?¿Cuál sería el medio más adecuado?, como referirse a preferencias y criterios de actuación  de los actores relevantes en cada situación (segmentos de electores, organizaciones interesadas, cargos electos, técnicos y sindicatos de la administración)

La lógica administrativa no está preparada para procesar las incertidumbres/conflictos  que son tarea insustituíble de los cargos políticos. Para poder asumir esta tarea y no evitarla con atajos técnicos y administrativos,  los políticos necesitan dotarse de una lógica política, acordar unos procesos políticos, apoyados en unos sistemas de gobierno.

Bases metódicas de una lógica política para uso de cargos públicos.[1]

Es tarea de cada gobierno, acordar cuál es la lógica con que tratarán las situaciones problemáticas que han de abordar. Como sugerencias para ello, recojo aquí tres orientaciones que a mi me han servido combinados en varias situaciones.

·       La dirección por intereses, especifica del trabajo político como diferente de la dirección por objetivos, propia del trabajo operativo. Prácticas de iterativamente, definir el problema, identificación de los grupos de interés relevantes en el problema, definición sucesiva del problema a través de la interacción de los grupos de interés, conexión progresiva de los intereses de los grupos relevantes y logro de un consenso entre los grupos de interés, contribuyen a resolver incertidumbres y conflictos en las metas de proyectos públicos.
·       Procesos políticos en un mundo ambiguo. La elaboración politica , o proceso de elección estratégica es un actividad colectiva que implica la búsqueda de soluciones que puedan ser ampliamente toleradas/apoyadas, porque sojn ideales (satisfacen adecuadamente las necesidades de las partes relevantes) y estables (tienen suficiente consenso de modo que su puesta en práctica no es inmediatamente amenazada  por vaivenes de poder). Una metodología completa será objeto de una próxima entrada.
·       Acción/Investigación. Es una forma de aprender colectivamente sobre situaciones problemáticas y de emprender acciones para mejorarlas
    

Procesos políticos y sistemas de gobierno

La elaboración y puesta en práctica de las decisiones políticas, como aplicación práctica de una lógica política, puede formar procesos políticos como conjunto de interacciones sociales que tienen lugar en una comunidad para,


           Llevar los problemas públicos a la consideración del gobierno: percepción y definición de los problemas, agregación (¿cuánta y qué gente piensa que un problema es importante?), organización (¿cómo se organiza esa gente?), representación (¿cómo consigue llegar a los que toman las decisiones?), establecimiento de la agenda política.
                                                
           Actuar el gobierno sobre los problemas: formulación (¿quién desarrolla, cómo y qué  propuesta de solución?), legitimación (¿quién apoya la propuesta de solución y cómo se mantiene un apoyo mayoritario?), presupuestación (¿cuánto dinero se provee? ¿se considera suficiente?)

           Poner en práctica soluciones por parte del gobierno: implementación (¿quién administra la puesta en práctica de soluciones y cómo mantiene el apoyo?

           Llevar a la consideración del gobierno los programas ejecutados: evaluación (¿quién juzga los resultados y por qué métodos?), ajuste / terminación (¿qué ajustes se han hecho y en qué termina la cuestión?).


Estos procesos políticos deberian soportarse por reglas y soportes de información, que podemos llamar sistemas de gobierno.
En otras entradas, hemos venido tratando algunos de ellos, como la agenda política, la determinación analítica funcional de la base presupuestaria, el plan y presupuesto  a medio plazo, los presupuestos y programas anuales.

En la próxima entrada, trataremos con detenimiento una metodología especialmente práctica tanto para tomar buenas decisiones políticas y asegurar su ejecución, como para empoderar a cargos públicos, militantes y votantes, los grupos de proyecto estrategico.




     




 [1] Recojo aquí una síntesis del contenido del apartado del mismo título en el Cuaderno de Trabajo para cargos Públicos y sus Asesores, n 6, PROYECTOS ESTRATEGICOS: CLAVES PARA UNAINNOVACION POLÍTICA Y ADMINISTRATIVAMENTE UTIL.  En sucesivas entradas prestaremos atención a estas tres orientaciones)

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