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jueves, 11 de mayo de 2017

TRANSICION




Hay bastante acuerdo sobre que estamos viviendo una transición hacia algo que podría llamarse una nueva época. Veamos tres visiones sobre ello.



Naturalmente en las discusiones que he vivido, las opiniones de los participantes no han sido coincidentes. En la medida que la transición se materializa en un cambio de las fuentes de poder y de sus actores, se va produciendo a través de luchas de poder. La complejidad que acarrea el mayor número de actores y la amplitud y diversidad de intereses, así como su evolución rápida, deja de lado soluciones tecnocráticas y exige la práctica de más y mejor política.  



¿Hacia el post-capitalismo?

Cada pocos cientos de años en la historia de Occidente ocurre una profunda transformación. Cruzamos lo que en un libro anterior (“The New Realities”, 1989) he llamado una “división”. En unas pocas cortas décadas, la sociedad se reajusta a sí misma – su visión del mundo, sus valores básicos, su estructura política y social, sus artes, sus instituciones clave. Cincuenta años después hay un nuevo mundo. Y la gente nacida entonces no pueden imaginar el mundo en que sus abuelos vivieron y en el que sus propios padres han nacido.”

“Estamos ahora viviendo en una tal transformación. Se está creando la  sociedad Post-capitalista. La mayor parte de nosotros sabe – o al menos siente – que los países desarrollados se están moviendo fuera de lo que podríamos llamar el capitalismo. La nueva sociedad – y está ya aquí – es una sociedad post-capitalista. Seguramente, usará el libre mercado como un mecanismo de integración económica probado. No será  una sociedad “anti-capitalista”. Incluso ni una “sociedad no-capitalista”; las instituciones del capitalismo sobrevivirán aunque algunas, como los bancos, deberán jugar roles muy diferentes. Pero el centro de gravedad en la sociedad post-capitalista – su estructura, su dinámica social y económica; sus clases sociales y sus problemas sociales – son diferentes de los que han dominado los últimos 250 años, y definido las cuestiones alrededor de las que han cristalizado los partidos políticos, los grupos sociales, los sistemas de valores sociales, y los compromisos personales y políticos.”

“El recurso económico básico – “los medios de producción” para usar el término de los economistas – ya no es el capital, ni los recursos naturales (“la tierra” de los economistas), ni el “trabajo”.  Es y será el conocimiento. Las actividades centrales creadoras de riqueza, no serán ni la asignación de capital a usos productivos ni el “trabajo”, los dos polos de la teoría económica de los siglos XIX y XX, sea Clásica, Marxista, Keynesiana o Neo-Clásica. El valor se crea ahora por la “productividad” y la “innovación”, ambas aplicaciones del conocimiento al trabajo. Los grupos sociales líderes de la sociedad del conocimiento serán los “trabajadores del conocimiento” – ejecutivos del conocimiento que saben cómo aplicar el conocimiento al uso productivo- como los capitalistas sabían cómo asignar el capital al uso productivo; profesionales del conocimiento; empleados del conocimiento. Prácticamente, toda esta gente del conocimiento estará empleada en organizaciones. Pero, a diferencia de los empleados en el capitalismo ellos son propietarios tanto de los “medios de producción” y de las “herramientas de producción” – los primeros a través de sus fondos de pensiones que emergen rápidamente en todos los países desarrollados como los únicos propietarios, y las segundas porque los trabajadores del conocimiento poseen su conocimiento y pueden llevarlo con ellos a donde vayan”.

“ El reto económico de la sociedad pos-capitalista será, por consiguiente, la productividad del trabajo del conocimiento y del trabajador del conocimiento. El reto social  de la sociedad post-capitalista será, sin embargo, la dignidad de la segunda clase en la sociedad post-capitalista: los trabajadores de servicio. Los trabajadores de servicio, por regla general, carecen de la necesaria educación para ser trabajadores del conocimiento. Y en cada país, incluso los más avanzados, constituyen una mayoría.”






En  1.992 (“La sociedad postcapitalista”/”The postcapitalist society”),                     Peter F. Drucker, uno de los más prestigiosos maestros y consultores en la dirección de organizaciones privadas y públicas, hacía este reconocimiento del presente y previsión del futuro de nuestras sociedades, augurando que la gran trasformación se reconocerá como producida entre los años 20 y 30 del siglo XXI.

Lo que lleguemos a reconocer en esos años, pudiera ser la visión de Drucker o algo diferente. Y las diferentes sociedades políticas estarán viviendo esta transformación de modo no homogéneo.  Quizá lo menos importante es pensar en el final de la transformación, sino más bien en el proceso de la transformación en cuanto las personas y los grupos pueden sobrevivir en él, cómo se van actualizando los valores personales y cómo estos valores se van encarnando en las organizaciones e instituciones que se van transformando.



Del capitalismo 2.0 al capitalismo 3.0



Otto Scharmer,- del Massachusetts Institute of Technology – después de su contribución del año 2.004 junto con Peter Senge en el libro “Presence:An exploration or Profound Change in People, Organizations, and Society”, ha editado en 2.009 un voluminoso libro titulado “Theory U- Leading the Future as it Emerges”.

En el sumario del mismo afirma “Vivimos una época de fracasos institucionales masivos, creando de manera colectiva resultados que nadie desea. Cambio climático. SIDA. Hambrunas, Pobreza, Violencia, Terrorismo, Destrucción de comunidades, naturaleza vida- los fundamentos de nuestro bienestar social, económico, ecológico y espiritual. Esta época requiere una nueva conciencia y una nueva capacidad de liderazgo colectivo para enfrentar los  retos de manera más consciente, intencional y estratégica. El desarrollo de esta capacidad nos permitirá crear un futuro de mayores posibilidades”.

 En los años anteriores, Scharmer había presentado públicamente varios papeles sobre la transformación necesaria del capitalismo – “Transforming Capitalism:Mapping the Space of Collective Leadership Action” (2.008) y “Seven Acupunture Points for Shifting Capitalism to Create a Regenerative Ecosystem Economy” (2.009). De ellos extraemos estas afirmaciones: “La crisis de nuestro tiempo no es la de la quiebra de la economía financiera. La crisis real de nuestro tiempo es una quiebra intelectual: la quiebra de la corriente principal del pensamiento económico de las tres décadas pasadas y más allá. Igualmente, que la caída del muro de Berlín en 1.989 marcó el fin de una aproximación fundamentalista a la sociedad y la economía – el fundamentalismo socialista estado/céntrico- la caída del castillo de naipes de Wall Street – marcó el fin de otro – el fundamentalismo mercado/céntrico. Pero el debate público y la respuesta a la crisis continua estando enmarcados por las mismas viejas categorías económicas que nos metieron en el lío…. Parece que hay dos fuerzas principales o factores que apoyan esto: el poder y el paradigma. En su artículo “The Quiet Coup”, Johnson elabora primariamente sobre el primer factor: los estrechos lazos y redes personales entre instituciones de Wall Street como Goldman Sachs e instituciones Federales clave como la Secretaría del Tesoro y  la Reserva Federal. En este papel me centro en el otro factor: el paradigma – cómo presunciones tomadas como ciertas del pensamiento económico convencional nos impide hacer las preguntas inteligentes que, si se exploraran, podrían ayudarnos a ver las cuestiones radicales de la crisis económica, cómo está conectada a la necesidad de una transformación global, y cómo podemos modelarla de un modo más intencional.”

 A continuación “sitúa el discurso de la crisis financiera en el contexto de los otros retos socioeconómicos de hoy: la crisis de la energía, la crisis del agua, la crisis de los alimentos, la crisis de seguridad, la crisis de liderazgo, la crisis del cuidado sanitario, la crisis educativa, la crisis del clima. Cada una de estas crisis tiene su propio discurso, sus propias ONG, conferencias, revistas, websites, mecanismos de financiación, programas. Aunque estos grupos de productores de cambio de una cuestión singular se implican en un trabajo bien intencionado, hay dos piezas que faltan: una, un discurso transversal a todos estos silos sobre cómo estas cuestiones están interconectadas, y dos, un discurso sobre las causas raíces sistémicas que continuamente reproducen el cluster total de las crisis mencionadas.”

Ante la incapacidad de lo que Scharmer titula como capitalismo 2.0  - regulado y negociado del siglo XX – para mitigar las actuales externalidades globales, propugna la necesidad de hacer nacer el capitalismo 3.0 con una economía intencional e inclusiva que aumente la capacidad de colaboración e innovación a lo largo de todos los sectores y sistemas.

Y en este contexto intencional, adelanta “10 proposiciones para transformar el paradigma actual de desarrollo del liderazgo (“Leadership development is not about filling a gap but about igniting a field of inspired connection and action” 2.009). Copiamos aquí alguna de estas proposiciones: Vivimos en un mundo de fracaso institucional masivo, un mundo que enfrenta a los líderes actuales y de las generaciones emergente con retos sin precedentes. Las actuales generaciones de líderes está preparadas pobremente para tratar creativamente con los retos principales de nuestro tiempo, porque la aproximación principal al desarrollo del liderazgo opera con una modelo defectuoso. Estamos parados en el modo antiguo de proporcionar desarrollo del liderazgo por la misma razón que Detroit está parado construyendo coches de gasolina: los costes invertidos en los métodos existentes, las infraestructuras, las mentalidades y las capacidades.  El liderazgo es la capacidad de un sistema o una comunidad de co-sentir y cocrear su futuro en la medida que emerge. La entrega de programas de liderazgo basados en el campo requiere una nueva competencia colaborativa en orden a customizar y situar los programas en el contexto.





El “carisma democratizador”



 En su número correspondiente a diciembre de 2.009 la revista JOURNAL OF POWER publicaba un artículo de Anu Kantola, profesora del Departamento de Comunicación de la Universidad de Helsinki (Finlandia), que desde una perspectiva politológica añade algunas visiones coincidentes con las de los anteriores textos.

Sugiere que desde los 60 viene creciendo en el mundo corporativo un carisma que explica “las formas de poder productivo que se han ido desarrollando con el crecimiento de la sociedad de mercado, como el ejercicio del poder que, supuestamente, ha ido cambiando de la dominación y la represión hacia la habilidad de hacer diferencias y producir subjetividades positivas.”

Así, habla de un nuevo capitalismo, descrito de un modo variado como el “tercer espíritu del capitalismo” (Boltanski y Chiapello, 2.007), la “fast economy” (Trift 2.006), la “soft economy” (Helas 2.002) o la “soft bureacracy”( Courpasson 2.000). “Desde los 70, ha habido un énfasis creciente en el personaje carismático del CEO así como una llamada revolucionaria para el empoderamiento comunitario en la medida que muchas compañías han creado estilos de autoridad basados en un sentido de auto-actualización y empoderamiento personal. Estos estilos han sido desarrollados como una antítesis a las formas, burocráticas, taylorianas y jerárquicas de organización que se convierten en el sujeto de las críticas en los 60. Lo que es particularmente notable sobre estos nuevos estilos es sus llamamientos al empoderamiento y la auto-actualización.”



“El poder produce placer y necesita ser considerado como una red productiva que conduce el conjunto del cuerpo social, mucho más que como una instancia negativa cuya función es la represión”.



Y más adelante. “Todas las interpretaciones del capitalismo contemporáneo mencionadas más arriba están próximas a la visión productiva del poder en la que el poder es considerado no solo una cuestión de dominación y un obstáculo a la emancipación. Como Anthony Giddens apuntó anteriormente, el poder puede ser productivo, una habilidad para marcar una diferencia en un estado de asuntos pre-existentes. La visión productiva del poder es similar a las ideas de Michel Foucault. Como Foucault planteó, el poder produce placer y necesita ser considerado como una red productiva que conduce el conjunto del cuerpo social, mucho más que como una instancia negativa cuya función es la represión. Foucault también habla sobre la dirección empresarial, pretendiendo reemplazar los fríos, calculadores, racionales y mecánicos sistemas de control por sistemas calientes, orientados al mercado y competitivos”. “Uno no quiere proclamar que todo el poder en las organizaciones capitalistas[1] es productivo; todavía hay coerción, dominación y subyugación. Sin embargo, la visión productiva del poder ha hecho posible comprender inesperados resultados y desarrollos así como los usos de la polifonía en las organizaciones.”

Estos nuevos estilos, la autora los considera como variantes del concepto de autoridad carismática de Max Weber. “El líder carismático es así no sólo el pastor que conduce un rebaño de pasivas y sumisas ovejas. Más bien, el sentimiento que inspira puede ser el del empoderamiento, la auto -determinación y la auto- actualización. La autoridad carismática puede construirse sobre  un programa revolucionario, una objeción con base ética a las jerarquías establecidas.”  







[1] Y no capitalistas ¡
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Esta es la primera de una serie de entradas siguientes que irán ocupándose sucesivamente del autogobierno, y la humanización y entornalización de las organizaciones, en el marco de un pensamiento en clave de "rediseño del futuro"

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