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lunes, 3 de abril de 2017

UNA JERARQUIA DEMOCRATICA: LA ORGANIZACION CIRCULAR





El diseño de la jerarquía democrática surge de tres cuestiones diferentes pero interrelacionadas.


El primer problema se deriva de un requerimiento sistemático de que los directores se centren en las interacciones de las partes, más que en sus acciones tomadas separadamente. Las interacciones en las organizaciones pueden ser tanto horizontales como verticales. Las horizontales requieren coordinación. Y las verticales requieren integración. La cuestión es cómo organizarlo de modo que se facilite la dirección de las interacciones tanto horizontales como verticales. El fenómeno organizativo referido con frecuencia como “silos” refleja la inhabilidad de las partes de las organizaciones para interactuar horizontalmente. La unidireccionalidad de la comunicación en muchas organizaciones, primariamente hacia abajo, refleja la inhabilidad para tratar eficazmente con las interacciones verticales.



El segundo problema recurrente deriva del creciente nivel de educación alcanzado por la fuerza de trabajo. En el siglo XIX, la mayor parte de los empleados  eran básicamente iletrados; pero hoy la mayoría tienen al menos, enseñanza media. Debido a esto y al modo en que los jefes se seleccionaban – eran los mejores en su trabajo de operarios – muchos empleados del siglo XIX no podrían hacer su tarea tan bien como sus jefes. Hoy, muchos empleados pueden hacer sus tareas mejor que sus jefes. Esto significa que la supervisión ya no es la función apropiada de los directivos. Sus principales funciones deben ser (1) crear un entorno en el que sus subordinados se estimulen y se capaciten para hacerlo tan bien como sepan, y (2) hacer capaces a sus subordinados para hacerlo mañana mejor que lo mejor que hacen hoy. Esto requiere, entre otras cosas, proporcionar a los subordinados una calidad de vida de trabajo que los rete y excite, y una educación que hace posible su continuo desarrollo. Para los empleados educados, esto a su vez requiere la habilidad para controlar una parte significativa de lo que hacen, para ejercer la libertad de elección. ¿Cómo puede hacerse esto de modo que mejore los objetivos organizativos?

El mayor nivel educativo de los empleados tiene otra consecuencia que depende de la distinción entre “poder sobre” y “poder para”. “Poder sobre” es la capacidad de premiar o castigar a los que hacen o no hacen las órdenes de uno, esto es, la capacidad de ejercer la autoridad.  “Poder para” es la capacidad para inducir a otros a hacer voluntariamente lo que uno desea que hagan, con frecuencia deseando que hagan lo que ellos quieren hacer.

En tercer lugar, los empleados a todos los niveles, pero particularmente en la mitad más baja de las organizaciones, están crecientemente inquietos por la inconsistencia de vivir en una sociedad dedicada a perseguir la democracia; pero trabajar en organizaciones que con tan autocráticas como dictaduras fascistas. La democracia es un sistema político que tiene dos características esenciales: primera, todos – con las excepciones de los muy jóvenes, los criminales y los mentalmente perjudicados –tienen el derecho a participar directamente o indirectamente  (a través de los representantes que pueden ayudar a seleccionar) en la toma de decisiones que les afectan directamente. Y segunda, no hay una autoridad última; cualquiera que tiene autoridad sobre otros individualmente está sujeto a la autoridad de otros colectivamente (la deposición del presidente Nixon es una dramática ejemplificación de este aspecto de la democracia). En una democracia, el control es circular, no lineal. Es por esta razón que una jerarquía democrática se llama una organización circular.

Muchos de los que abogan por organizaciones democráticas argumentan que el único camino de lograrlo es abolir la jerarquía. Esto ha conducido a conceptos como “heterarquía” (organizaciones planas u horizontales), y redes. Estos esfuerzos han fallado porque el trabajo dividido debe ser coordinado y múltiples coordinadores deben ser coordinados a su vez; por consiguiente, donde hay tareas complejas, no puede evitarse la jerarquía. Además, las jerarquías, contrariamente a lo que muchos suponen, no necesita ser autocrática. No solo son posibles las jerarquías democráticas, un número de ellas ya existe.   
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Este texto extraído del libro "Re-creating Corporation. A Design of Organizations for the 21st Century"(Oxford University, Press, 1999), habla de los empleados de las empresas de USA.
Pero ¿ no resuenan las mismas cuestiones con respecto a nuestras empresas, y aún a los votantes y militantes de nuestros partidos políticos?
Claro que por el camino ha visto la crisis económica y la de los partidos de izquierdas.
¿Hay algún otro camino, además de éste? Me gustaría conocerlo y comentarlo




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