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sábado, 22 de abril de 2017

EL "FACTOR HUMANO" EN LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS






Me honro con la amistad de un político jubilado que durante muchos años ha desempeñado cargos de primera línea tanto en el ayuntamiento como en su partido, en un municipio de cierta importancia, hasta que perdieron las elecciones. En ese tiempo, su ciudad experimentó a impulso de la acción de gobierno una gran transformación y desarrollo.

Venimos discutiendo con cierta frecuencia, en modo peripatético por su ciudad, sobre lo que está pasando en el país y en su partido, y lo que pasó en su época activa.

Durante bastante tiempo, cada vez que hemos llegado a tener que explicarnos situaciones en que las cosas habían salido – y salen- mal, él siempre concluía con una expresión que para él no requería ir más allá, y yo tampoco encontraba la manera de ir más allá, aunque no acababa de convencerme: el “factor humano”. Ciertamente, en todos los casos, un factor humano, personas buscando sus intereses personales con poca preocupación por los intereses de la organización explicaban pérdidas de votos, generación de poco valor público, ineficiencia, pérdida de militantes, y así.



Pero el otro día, a propósito de considerar comportamientos poco éticos de unos compañeros concejales y la falta de reacción de la dirección ante ellos, dimos un paso más en el análisis. La entrada nos la dio el papel de la persona que ocupaba la dirección formalmente en esa situación y de ahí pasamos a otras varias.

Avancé la hipótesis de que cualquier organización sin dirección, acaba en un “circo político” (Mintzberg), donde demasiadas personas persiguen sus intereses personales en detrimento de los intereses de la organización. En realidad sólo una buena dirección asegura que unas metas colectivas se establezcan, y cuenten con suficiente compromiso de los que deben trabajar para alcanzarlas.

Y así encontramos que en la mayoría de los casos en que hasta ahora nos habíamos quedado en el “factor humano”, lo que había era una clamorosa falta de dirección efectiva – y no digamos de “dirección consciente” como indicaba Gramsci.

Ahora, pues, hemos establecido una nueva línea de análisis: los problemas en la política están producidos por un factor humano no/mal dirigido. Y eso en todos los niveles. Espero avanzar en esta línea.

Ahora, sin perjuicio de lo que profundicemos más adelante, merece la pena registrar aquí algunas deficiencias evidentes en los que dirigen las organizaciones políticas.

v No dedican los esfuerzos necesarios para fjar objetivos colectivos a las organizaciones que dirigen.

v Como consecuencia, no está definida una tarea eficaz, en cuya ejecución asegurar el entrenamiento de los actores.

v Por otro lado, el reclutamiento de miembros de los partidos viola todas las reglas sensatas de cómo debe hacerlo una organización. Una organización, para no hacer imposible su dirección, necesita incorporar miembros que compartan sus valores y sean capaces de aprender la tarea eficaz. Pero los partidos han aceptado a casi todo el mundo sin saber para qué iban. Y luego se han encontrado con una factor humano demasiado complicado de dirigir. En el caso de mi amigo, pusieron mucho más cuidado en el reclutamiento de los directores para la institución que de los políticos. Y la dirección operativa de la administración ha sido modélica.

Claro que esto no ha pasado en todos los sitios, y en los “casos desviados”  se advierte la diferencia en los resultados. Y hay experiencias en otros países, que muestran lo mismo: que definir qué ha de ser la eficacia, como ha de ser la tarea eficaz, y reclutar militantes/activistas según valores y capacidad de aprender la tarea, disuelve o permite resolver muchos problemas.

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Leer + en otras entradas anteriores y posteriores.
En el curso- taller NO PERDER/GANAR VOTANTES se profundiza en la eficacia de las organizaciones políticas. Madrid, 26/27 de abril
https://www.facebook.com/events/827794444041356/?ti=icl


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