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domingo, 15 de noviembre de 2015

UNA INTRODUCCION A LA PRACTICA POLITICA PARA ACTIVISTAS/LIDERES POLÍTICOS I








Todos sabemos que, en la práctica, la persecución de intereses propios sin tener en cuenta los intereses de los demás, puede crear una versión diferente. Esta es la mala política.
                                    
 La buena política es la que responde a la descripción del primer párrafo.

La buena política radica, pues, en coaligarse con votantes, donantes y voluntarios. Y la dirección de esa política consiste en lograr poner en práctica actividades que tienen una relación de causalidad con esos resultados.






El activista/líder político, en tanto en cuanto supera al ”soldadito burocrático” que es el militante típico de la socialdemocracia, ha de asumir la dirección de la política en el trozo de realidad de la que se responsabiliza dentro del partido y con la que se responsabiliza como líder. Esto quiere decir que visualiza las relaciones de causalidad entre las actuaciones que lleva a cabo actuaciones y los resultados en votantes donantes y voluntarios. Lo que solo puede visualizarse con cierta propiedad a nivel de realidades concretas, y no de generalizaciones estadísticas. De ahí, la necesidad de contar con un número de activistas, proporcional al número de votantes que se pretende ganar/mantener (un 2%?)







Reclutar, entrenar y mantener ese número de activistas no ha venido siendo fácil. La variable que más ha influido en ello es el modo de dirigir, o dicho de otro modo, las prácticas de los dirigentes, que asumen la responsabilidad de los municipios y de otras entidades territoriales mayores, hasta la dirección nacional o federal.