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miércoles, 18 de marzo de 2015

ENTRENÁNDOSE EN EL ARTE DEL ACTIVISMO/LIDERAZGO POLÍTICO





El Arte del Activista/Líder Político radica en sus prácticas de ir conversando para coaligarse. No son éstas unas prácticas que se adquieren de una vez para siempre, porque las interacciones dentro de las que tienen lugar suelen variar a lo largo de los procesos de decisión de votantes, donantes y voluntarios. 

No se trata, pues, de aprenderse un manual o un reglamento de juego – como sucede igualmente en la práctica del deporte. El buen arte, depende del grado de entrenamiento que mantiene en el activista/líder su interés por los demás, su capacidad de preguntar y escuchar, y de proponer hacer juntos algo que hace que, para los interlocutores, el mañana sea mejor que ayer. O sea, coaligarse.

Las interacciones en que el activista se mueve, pueden afectar a su autoestima y poner en causa su capacidad para liderar situaciones. Por eso, no es aconsejable dejar el ejercicio de las conversaciones para coaligarse a la espontaneidad del activista. Antes bien, este trabajo debe someterse a una disciplina – no burocrática, por supuesto – de reflexionar sobre las prácticas, discriminar las malas de las buenas, y entrenar la sustitución de unas por otras.

Esta disciplina la va adquiriendo el activista con la ayuda sobre su práctica de un entrenador (un “buen práctico reflexivo”, como deseable) que la va a acompañar, hasta que sea capaz de hacerlo él solo, gracias a los aprendizajes alcanzados, que han hecho de él también un “buen practico reflexivo”. Los entrenadores pueden diseñar reuniones de grupo de aprendizaje  para completar su acompañamiento personal.



En los casos en que la dirección quiera incorporar al desarrollo del partido la práctica de los diálogos sobre valores/prácticas, será oportuno coordinar esta práctica con la de las conversaciones para coaligarse.




PASOS

El buen jugador, el buen práctico, tiene que querer dar el paso de iniciar su segunda carrera, la de entrenador, dejando el protagonismo de ejecutar los partidos a otros  jugadores.

Este posible paso a entrenador, debería venir ayudado a su vez por un entrenamiento. El buen práctico que sabe jugar no tiene por qué saber entrenar. Antes, podríamos asegurar que su éxito como jugador puede provocar algunas  actitudes que de no cambiarlas  puede  dificultar la tarea de entrenar a otros.

Entrenar a un buen práctico para este segunda carrera puede ayudarle  decidirse a dar el paso de iniciarla. Va a consistir en adquirir la capacidad de reflexionar desde y sobre sus prácticas, encontrando relaciones de las mismas sobre los resultados. Reflexionando así, el “buen práctico reflexivo”, discrimina entre sus buenas y malas prácticas personales, de modo de dotarse de un esquema de lo que podríamos llamar la tarea eficaz, formado por colecciones de narraciones, relatos, anécdotas que ejemplifican la tarea que consigue buenos resultados.

Al mismo  tiempo el buen práctico, en su evolución hacia entrenador, reflexiona sobre cómo ha aprendido sus prácticas y cómo hace para ir cambiando malas por buenas prácticas. De este modo se hace consciente de la existencia de los procesos de aprendizaje, y reconociendo sus procesos peculiares, se sensibiliza a que esos procesos pueden ser distintos en las personas a entrenar y va  acomodando su actuación de acompañamiento al modo que mejor genera aprendizajes de cada uno.



Todas estas reflexiones no tienen lugar sino contando al mismo tiempo con candidatos voluntarios a asumir el rol de activista líder político situándose en un contexto político determinado – barrio, sección electoral, votantes, líderes de opinión de los votantes, presencia y movilización de militantes y de exmiltantes, presencia y movilización de otras formaciones políticas,…

Probablemente, el mejor camino para fomentar la aparición de esos voluntarios candidatos a entrenarse como activistas/ líderes es que la dirección vaya poniendo en práctica un sistema de evaluación de resultados y prácticas, y active procesos de juego/ intercambio de compromisos/ apoyos por barrios, vecindarios y secciones electorales.


El emparejamiento entrenador/voluntarios, se hará por acuerdos personales entre ellos, construyendo un plan de mejora de la situación y de las prácticas de activista/lider, consensuado entre ellos.      


Estos temas se tratan en los seminarios: "¿Que hacer en los días que restan de campaña?: ir superando malas prácticas en los partidos", "Conversando para coaligarse", "Aterrizando bien en la institución para controlarla y alinearla con las preferencias de los votantes" y "Sacar el voto ("Get-Out-the Vote") Asegurando de llevar los votos favorables a la urnas".

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