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miércoles, 7 de mayo de 2014

ASEGURARNOS DE LLEVAR A LAS URNAS LOS VOTOS DE LOS FAVORABLES Y DE LOGRAR SU APOYO PARA LLEVAR OTROS ("GET-OUT-THE-VOTE) (y IV)

Las 4 claves para coaligarse con los votantes:
*    Mantener movilizados a militantes y voluntarios activos, a través de suficientes conversaciones políticas.
*    No perder el tiempo en los que no serán votantes nuestros.
*    Acompañar las conversaciones políticas de nuestros votantes actuales y potenciales
*     Asegurarnos de llevar a las urnas los votos de los favorables (“get-out-the vote”)
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Más de un puesto de concejal y hasta alguna alcaldía se han perdido por uno o por muy pocos votos. Y es fácil que hasta un 8/10% de los votantes favorables no acudan a la urnas el día D, por muchas razones que casi todos conocemos. Por ello, se va aconsejando adelantar votos por correo de personas que tendrán dificultad real en acudir a las urnas en ese día.

El último mes de la campaña debe incorporar actividades que tengan en cuenta la diferencia entre conseguir una actitud favorable hacia unos planteamientos/candidatos y la decisión de acudir a votar.
Las actividades de “sacar el voto” (“get-out-the vote”) son especialmente transcendentes en aquellas elecciones en que existe cierta apatía por parte de los electores, y se prevé una baja participación. Estas actividades persiguen aumentar el número de personas que acudirán a los colegios electorales a depositar su voto en la urna. Pero a ningún partido le interesa aumentar indiscriminadamente esta participación. Se trata de conseguir que vayan a votar, las personas que pueden considerarse favorables.
Esto debería implicar que a estas alturas de la campaña, habría que contar con una buena identificación de los votantes en las secciones electorales priorizadas. Es decir, que se cuenta con una distinción entre los votantes favorables (seguros y probables), los indecisos y los que no son favorables (seguros y probables). Si este trabajo no está suficientemente completado, habría que considerar si es posible completarlo en los días inmediatos, al menos en las secciones electorales que se consideren más importantes.
Sobre los votantes no favorables, no parece sensato influir en que vayan a votar. Al contrario, si hay materia para ello, habría que contar con una campaña de publicidad negativa, que precisamente estimule su abstención.
A la hora de diseñar las actuaciones que pretenden asegurar que los votantes favorables acudirán a las urnas, habrá que tomar en cuenta la gran diferencia de impacto que van a tener los contactos personales con esos votantes con respecto a los contactos impersonales de la comunicación unidireccional. A pesar de lo que es muy frecuente gastar una gran cantidad de dinero en acciones publicitarias y mítines que no tienen ningún efecto claro en “sacar el voto”.
 Es interesante ver resultados prácticos en aquellas agrupaciones locales, que consiguen equipos de barrio activados y apoyados por la dirección en mantener una comunicación continuada en dos sentidos con los votantes actuales y potenciales y que, generalmente, coinciden con aquellas que exhiben mayorías estables.

Las direcciones regionales/nacionales y estatales de los partidos, mantienen una cierta desconfianza en descentralizar la campaña en líderes locales y de barrio. Pero, prácticamente, será la proximidad el factor que aportará la motivación adicional para hacer el esfuerzo de ir a votar.
Las visitas casa por casa y las llamadas telefónicas por amigos y vecinos – mejor si son líderes de opinión – son los medios más eficaces. Aquí tienen un papel clave los equipos de sección electoral y de barrio. También pueden ser de buen impacto, reuniones de grupos pequeños – no más de 20 personas – donde se debatan temas como “el barrio que queremos” en lugar de grandes mítines como soporte de discursos unidireccionales, que pueden tener, por otra parte, un efecto euforizante contraproducente.
En todo caso, merece la pena no llevar a cabo actividades sin blancos claros en los votantes favorables o en los indecisos, abandonando acciones “sembradoras”.
Al mismo tiempo, la dirección de la campaña deberá ir
·        preparando en este tiempo los dispositivos necesarios para llevar a cabo las tareas del día D con eficacia;  
·        envío de flyers para imprimir y utilizar por parte de voluntarios;
·        debates en la red y en los medios;
·        renovación de carteles en los últimos días




Las últimas semanas de la campaña, deben servir para llevar a cabo acciones que
*   aseguren que todos los votantes favorables acudirán a los colegios electorales;
*    consigan que la mayor proporción de ellos nos ayuden a conseguir que otros también lo hagan;
*   y para ello mantener una alta intensidad de comunicación en dos sentidos para mantener el ánimo y proporcionar pautas y argumentos de conversaciones políticas.

Las conversaciones
Los candidatos, los dirigentes y los eventuales entrenadores de campo pueden conseguir efectos más positivos implicándose en pequeñas reuniones y contactos personales con miembros de equipos de barrio y líderes de opinión de los votantes actuales y potenciales, que en reuniones multitudinarias donde solo es posible una comunicación unidireccional o en intervenciones en los medios de impacto disperso.
Las conversaciones deben de proporcionar comparaciones de programas y candidatos, evidencias de la congruencia del partido/candidatos con los valores comunes, aclaraciones y concreciones sobre el “barrio/municipio que queremos”, visiones globales que sirvan para compensar comparativamente los puntos débiles de “nuestro producto político”.
Ante el riesgo de que falten los ánimos para redoblar esfuerzos al final, la presencia activa de los candidatos y dirigentes entre los militantes activos y el aporte de pautas y entrenamientos para mantener conversaciones difíciles, son recursos inapreciables.
¿Me dejas que el día 22, si no has ido a votar a las 4 de la tarde, te llame para recordártelo?
Una pregunta de este estilo – acomodada a la relación existente en cada caso – puede servir tanto para verificar que el votante es realmente favorable, como  para obtener el permiso sin el que no es prudente llevar a cabo los recordatorios de los que hablaremos.


Los interventores

Las meses donde votan los electores de las secciones electorales priorizadas deben contar con dos interventores, que puedan turnarse en seguir la votación y registrar los nombres de los votantes.
Además de asegurar el orden formal de las votaciones, los interventores pueden tener un papel más importante en la relación con los votantes y en el control de los resultados, para lo que deben recibir ahora el entrenamiento adecuado.
El interventor representa explícitamente al partido en la mesa. Conviene, pues, que lleve bien visible lo que sirve para identificarle como tal. Será también importante que muestre un aspecto congruente con lo que los votantes propios pueden esperar y un talante sonriente, sobre todo en las mesas predominantemente no favorables. A este respecto, es corriente observar que los votantes propios, tienden a sonreír al interventor cuando se acercan a la mesa. En ese caso, puede ser útil probar a intercambiar sonrisas verificando si nos está mandando un mensaje de complicidad y anotar el nombre del votante. Podremos comprobar después si ya lo teníamos registrado como favorable. En todo caso, este primer contacto visual, puede profundizase mas adelante, si el interventor vive en la misma zona y participa más adelante en un papel de militante activo.
En el entrenamiento hay que preparar a los interventores de las mesas prioritarias para llevar a cabo la tarea de enlace con los equipos de seguimiento de los votantes.

El día D


Los responsables de equipos de barrio y sección electoral se habrán ocupado de calcular el número de personas – y teléfonos -  que necesitan para recordar telefónicamente a los votantes favorables que han dado permiso para ello su compromiso, y contar con medios de transporte y guardería.
Los interventores a la hora establecida, darán cuenta de quiénes ha votado y quiénes no, y los equipos telefónicos llevarán a cabo los recordatorios, ofreciendo, en lo necesario, ayuda para el transporte a los colegios, o guardería a niños o personas necesitadas de ello.


Las listas punteadas de votantes son un instrumento de valor a la hora de analizar resultados y los interventores pueden convertirse en agentes de campo muy útiles en una estrategia de campaña permanente. Conviene, pues, darles un papel político más activo, que puede empezar con el cuidado en recoger las hojas punteadas de votación, y después analizar con ellos, los resultados de sus secciones electorales.





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